Activistas en España mediante petición de firmas solicitan al Gobierno Vasco prohibir el encadenamiento de caninos en los hogares. AVATMA (Asociación de veterinarios abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal) expusieron las repercusiones psíquicas y daños físicos que genera en el animal al permanecer encadenado.
“Los perros son animales naturalmente sociables que desarrollan una intensa relación afectiva con el ser humano y otros animales. Pero hay perros que resultan “invisibles” para sus familias humanas, que viven fuera de sus viviendas, a veces en segundas residencias, alejados de toda la sociedad. Perros cautivos, que a menudo carecen de agua porque se les pueden volcar los cuencos, que carecen de atención veterinaria o ésta es deficiente y que sufren el frío extremo en invierno o el calor sofocante en verano. Hay leyes autonómicas como la de Cataluña, Galicia o Andalucía donde se prohíbe expresamente que estos perros estén atados, pero en otras comunidades como el País Vasco, todavía no”. Comunicaron mediante la petición de firmas.
Mantener a un perro encadenado en forma permanente le acarrea trastornos físicos y psíquicos, así lo constató AVATMA en un informe donde hace énfasis en:
- La ansiedad y la frustración fruto de la privación de estimulación de todo tipo suelen desembocar en conductas estereotipadas o compulsivas, agresividad, fobias y desordenes varios de la conducta.
- Los perros encadenados en muy poco espacio durante horas, días, meses o incluso años, sufren un daño psicológico intenso. Son perros que no interactúan y al vivir en soledad se vuelven depresivos y están en permanente estado de ansiedad.
- Un perro encadenado, a menudo, se siente obligado a defender y atacar a un animal de compañía o a una persona que pasa cerca de su diminuto territorio.
- Muchos de estos animales muestran claros síntomas de enfermedades obsesivas, como “tail-chasing” (perseguir el rabo), cazar moscas imaginarias, tics nerviosos, automutilación, lamido persistente y obsesivo del costado o de una pata hasta provocarse heridas.
- En muchos casos, el perro encadenado está cubierto de heridas, que es el resultado de la tracción constante de su cuello. Los tirones para poder escaparse del collar provocan erosiones en esas zonas, a veces muy profundas, lesiones en las vértebras cervicales y problemas de espalda.
- Las cadenas son un yugo a modo de ancla que restringe sus movimientos y que se suelen enredar en sus patas y en su cuerpo. Muchas veces se suelen enganchar en otros objetos restringiendo así aún más sus movimientos, pudiendo llegar a causar asfixia y estrangulamientos.
- El hecho de permanecer encadenados les convierte en presa fácil para otros animales, para humanos, para insectos y parásitos. Son animales que suelen sufrir acoso y ataques de los transeúntes, y de otros perros.
- Sufren muchas más enfermedades que los perros que tenemos con nosotros dentro de nuestras casas. Las más comunes son las transmitidas y producidas por insectos, parásitos y bacterias como la Leptospirosis, Leishmaniosis, Ehrlichiosis, Babesiosis, Dirofilariosis, Sarnas, Coccidiosis, Hidatidosis, Giardiasis, Sarcocistosis, Pediculosis, Ascaridiasis.
- Es frecuente el contagio de enfermedades por contacto con otros animales como el moquillo, la hepatitis, la parvovirosis y la leptospirosis será habitual.
- En verano pueden sufrir “golpes de calor” y en invierno sufren hipotermia e incluso congelación de algunas zonas anatómicas al no encontrar refugio adecuado, y estar sometidos a inmovilidad permanente, lo que les impide calentarse.
- Muchos perros padecen otitis infecciosas agudas o crónicas, con heridas que se les suele infectar y que se llenan de gusanos al ser una atracción para las moscas que pondrán allí sus huevos, lo que se conoce como miasis.
- Además, los perros que viven en el exterior tienen más posibilidades de morir envenenados por vecinos con pocos escrúpulos y hartos de sus constantes y molestos ladridos.
Si desea firmar la petición ingrese a la plataforma y llene los datos, aquí.