Las corralejas en Colombia son aún aceptadas por una minoría a nivel social y legitimadas por el estado colombiano, ignorando y avalando las muertes tanto de animales como de personas durante el desarrollo de esta actividad.
Basta con indagar un poco sobre las corralejas para conocer los resultados que arrojan año tras año. Defensores de los animales se preguntan; ¿por qué se sigue aceptando este tipo de actividades que dejan como resultado personas y animales atemorizados, heridos y muertos?. Las corralejas son conocidas como la fiesta popular de la Costa Caribe de Colombia, durante su desarrollo se involucran animales como toros y caballos. A los toros los sueltan uno a uno en las plazas de madera, donde no hay toreros profesionales sino una multitud de personas que lidia a su manera los toros, durante esta improvisación personas salen heridas, al igual que los animales, hasta el punto de concluir en muerte.
Actualmente en las corralejas en Santo Tomás, según información de las autoridades se registran 14 personas heridas.
Por otro lado, también se suman los accidentes debido a la improvisada construcción del encierro donde se llevan a cabo, tal como ocurrió el 20 de enero de 1980, donde la gradería de la corraleja en Sincelejo se vino abajo, dejando una escalofriante cifra que superaba los 500 muertos y más de un millar de heridos. Finalmente nunca se estableció con certeza el número exacto de víctimas, pero sí se recuerda como una tragedia histórica.
A pesar de los resultados que dejan las corralejas, y a pesar del arduo trabajo de los defensores de los animales por frenar este tipo de actividades, algunas personas y el estado, se empeñan en seguir preservando ésta y diferentes actividades donde el sufrimiento y la muerte siempre estarán invitados como protagonistas principales.
No la he llamado feminazi, he dicho que ha caido en las garras de las feminazis, que es distinto. Las feminazis dicen que “todo lo malo que me sucede, todo lo que me molesta, es porque soy mujer, y porque el hombre, es malo y me odia. Es justo lo que hizo Serena, y es lo que más o menos usted ha defendido. No obstante, si no la he entendido bien, me disculpo, pero esto: “¿Por qué afeas a una mujer poderosa como es Serena Williams su enfado por lo que consideraba injusto? Es lo que me dio a entender precisamente lo que le digo. El problema no es que Serena proteste por algo que le parece injusto. El problema es que protesta aduciendo que el supuesto maltrato recibido es por ser mujer. Eso es lo que le echo en cara a Serena, y dado que usted parece defender su tesis (la de Serena), porque lo mezcla con las protestas de Ferrer, Nadal o Djokovic, que nunca protestaron diciendo que les estaban supuestamente maltratando por ser hombres, blancos o heteros, u occidentales, de ahí que me de la sensación de que ha caido en las redes de las feminazis. Si no piensa usted, como le he descrito más arriba, entonces le ruego me disculpe, pero es que me sonó como aquí le describo. Un saludo.
estos actos tan despreciables hay que acabarlos es entretencion solo para bestias humanas que les gusta la violencia es una verdadera verguenza que en colombia sigan permitiendo estos abusos en contra de seres sintientes e indefensos.