Artículo de opinión por: Andrea Sanclemente
El pasado 19 de julio del año 2018 en el marco de la Feria Ganadera y Agropecuaria del municipio de Guadalajara de Buga en el Valle del Cauca, se llevó a cabo la Cabalgata en su versión N° 67, una de las más antiguas del país, tanto en su realización como en su reiterada violencia hacia los equinos participantes. El Colectivo de organizaciones de protección animal denominado Iniciativa VIDA (Veeduría Integral para la Defensa Animal) obtuvo un nutrido registro de vídeo e imagen que da cuenta de la ausencia de planeación del comité organizador del evento y de la regulación y control por parte de la Administración Municipal.
Como elementos básicos del contexto, lo primero que cabe destacar es que la Cabalgata de Buga es organizada por una entidad de naturaleza privada, lo segundo, a la Administración Municipal por ser un evento que se desarrolla en vía pública, le corresponde autorizar o no su realización, garantizar el cumplimiento de la legislación nacional y local relacionada; brindar la seguridad y protección de jinetes, espectadores y animales.
El registro que obtuvieron las ONG´S en ejercicio de veeduría ciudadana y en recopilación de ciudadanos del municipio, se encontró: animales con heridas en sus patas, yeguas preñadas, ordeño de yeguas en vía pública, caballos y jinetes caídos, inadecuado transporte de animales, caídas de equinos en camiones que los transportaban, ausencia de bebederos en desembarcadero, dos personas cabalgando el mismo animal, alto consumo de licor por parte de los participantes, equinos con parlantes, participación de menores de edad, desembarque y embarque en sitios no autorizados, riñas durante el evento, enfrentamientos entre ciudadanos y jinetes por asuntos relacionados con el bienestar animal, jinetes encima de los andenes, daño en el inmobiliario público, jinete bailando encima de equino, abandono de caballos durante el evento, jinetes detenidos en establecimientos públicos retrasando la marcha, uso de carretas, caballos carretilleros del municipio en el recorrido, jinetes cabalgando en vía contraria a la establecida, descompensación cardíaca y respiratoria de equinos, entre otras.
En la Cabalgata N°67, la Administración Municipal coordinó con el comité organizador recortar el recorrido a 5 km, iniciar en el Norte y terminar en el Sur de la ciudad, pero fue tal la falta de control, que algunos de los jinetes una vez terminaron de cabalgar se regresaron al norte porque allí habían dejado los transportes para trasladar a los animales a sus respectivas pesebreras, es decir, el recorrido de 5 km se convirtió irresponsablemente en uno de 10 km, sin contar claro, que la finalización del evento estaba previsto para las 10 pm y siendo aún las 3:00 am continuaban caballos en las calles del municipio, ni hablar de los que aun siendo las 7 am del 20 de julio no habían sido embarcados, resaltar que la mayoría de equinos provenían de algunos departamentos del suroccidente colombiano y del eje cafetero.
En un vago intento por escudarse de sus responsabilidades, el comité organizador argumentó que los asuntos de bienestar animal para el desarrollo de la Cabalgata fueron coordinados con las organizaciones de protección animal del municipio, las cuales rápidamente salieron a desmentir dicha afirmación; como desembarcadero de los equinos usaron el Polideportivo del Norte, un espacio utilizado por la comunidad para actividades deportivas, días antes de la Cabalgata, vehículos del municipio abrieron huecos en este sitio y remontaron tierra, usando el espacio y la maquinaria de lo público para los exclusivos fines de la empresa privada; justo el día de la Cabalgata realizaron quema en la escombrera del municipio, ilegal por demás, la cual se encuentra a contados pasos de lo que designaron como desembarcadero de equinos; los caballos y jinetes antes de iniciar el recorrido fueron sometidos a inhalar la contaminación del lugar.
El 19 de julio Buga era un río de jinetes y caballos, se presume que asistieron más de 3.000 personas a este evento, no es para menos, al considerar que algunas ciudades de Colombia han avanzado culturalmente al reemplazar las cabalgatas urbanas por otras actividades, convirtiéndose ciudades intermedias, con escasa regulación, nulo control y dirigentes miopes, en territorio libre para los intereses de grupos económicos y aficionados a este tipo de eventos, entendiendo aficionados como aquellos “jinetes” sin experiencia, que alquilan equinos, se embriagan y tienen comportamientos contrarios a la convivencia.
Más de tres mil equinos y jinetes participaron del evento y comité organizador dispuso solo cuatro veterinarios, un solo vehículo para traslado de animales, cien personas de logística para 8 actividades distintas, solicitó acompañamiento de 30 carabineros, y nuestra fuerza pública destinó para seguridad de un evento privado 324 funcionarios de la policía, en una ciudad que, en lo corrido del 2018, lleva más de cincuenta homicidios.
Fue tal la bochornosa actividad, que la policía reportó “innumerables” casos de violencia hacía los animales, no obstante, solo se presentó el decomiso de 5 equinos, los cuales fueron trasladados al “desembarcadero de la Cabalgata de Buga”; en horas de la madrugada del 20 de julio, hombres armados llegaron al sitio, amenazaron al vigilante, desataron tres de los animales y se los llevaron; rayando el mediodía del 20 de julio, el comité organizador dio la cara, recogió a los dos animales restantes y los trasladaron al Centro de Bienestar Animal local, al sitio llegó el responsable de uno de los animales con papeles en mano que acreditaban la “pertenencia” de dicho ejemplar, argumentó que hacía parte de un criadero y había sido alquilado para la Cabalgata, como si se tratase de la entrega del libro que se te quedó en la escuela, el animal fue devuelto, sin multa y sin consecuencia alguna, recortando la historia, de la acción de la policía solo quedó como resultado un animal en custodia del municipio, una yegua preñada.
Pocos días después, medios de comunicación difunden alerta que lanza el ICA sobre influenza equina en varios departamentos del país, se cancelan cabalgatas y actividades con caballos en Cauca y Valle del Cauca, funcionarios del ICA afirmaron que: “Han coincidido que todos los animales que han estado enfermos estuvieron, o tuvieron algún contacto o fueron a la cabalgata de Buga”, a raíz de esto, 24 municipios del Valle del Cauca tuvieron que cancelar eventos equinos según reportó El País. En Buga la situación fue desastrosa, el virus se expandió rápidamente, los equinos usados como vehículos de tracción animal se enfermaron, la mayoría no tuvo descanso alguno, enfermos continuaron transportando escombros, material de río y cuanto elemento se les ocurre a sus tenedores. A pesar de esto y de las advertencias del ICA, se ha conocido que, para el 02 de septiembre del año 2018, administración municipal promueve cabalgata rural en Guadalajara de Buga.
Indignados quedaron los ciudadanos al escuchar a la primera autoridad municipal, el alcalde Julián Andrés Latorre Herrada, exaltar al comité organizador de la Cabalgata de Buga, sus palabras exactas fueron: “felicitar al comité por la buena logística y la buena participación. Un evento que se vivió de forma tranquila”.
Contrario a tal desinformación del mandatario local, el Benemérito Cuerpo de Bomberos del municipio manifestó formalmente su rechazo hacía la violencia animal que se presentó en la Cabalgata N°67 argumentando que: “Estamos frente a hechos repetitivos, vemos no solo situaciones de maltrato animal sino que se humilla al animal en todas sus condiciones, personas alicoradas abusando de los equinos desde muy tempranas horas del día hasta las horas de la madrugada del día siguiente, generando no solo condiciones de maltrato físico sino inclusive atentando contra la vida de los animales”, a la misma, días después durante reunión de Junta Municipal de Protección Animal, con apreciaciones similares se sumaron funcionarios de Personería y Secretaría de Gobierno.
Frente a la violencia y el maltrato animal en Cabalgata N°67 de 2018 en Buga, el alcalde del municipio no se pronunció, a los ciudadanos no les asombró tal desidia al recordar que en la Cabalgata N°66 de 2017 en Buga murió el jinete Carlos Ramírez, del cual tampoco existió pronunciamiento oficial, al parecer el alcalde de este amado municipio considera que, al no hablar del tema, este simplemente desaparece.
¿Hay normas que regulen este evento en lo local?
En Buga desde el 2014 se cuenta con una política pública de protección animal (Acuerdo 076/14) la cual estipula que el consumo de alcohol está prohibido en la cabalgata de apertura de la Feria de Buga, además dispone a la Junta Animal (Acuerdo 014/12) como la instancia que establece las condiciones de monta; desde que se adoptó la política pública ninguno de los dos puntos mencionados se ha hecho cumplir por las autoridades competentes. Cada año en vísperas a este evento, el gobierno local expide un Decreto Reglamentario, el cual es un saludo a la bandera, no hay socialización alguna, dicen los que están informados del tema, que el decreto del 2018 (1100-093) el alcalde lo firmó un día antes del evento, a pesar que la fecha consignada en el documento es del 03 de julio; la Ley 1801/16, Ley 84/89 y Ley 1774/16 como normas nacionales consignan lo referente a aglomeración en espacios públicos y protección animal.
¿Por qué son tan reiterados los hechos de violencia animal en la Cabalgata de Buga?
Es claro que directamente ejercen la violencia hacia los animales, aquellos jinetes inexpertos que alquilan un animal el día del evento y quieren sacarle “jugo” a los $80.000 o $200.000 invertidos, su interés no es otro que embriagarse, exhibirse y creerse el “chacho”. No obstante, la responsabilidad es de la Administración Municipal, quien al no cumplir ni hacer cumplir las normas de protección animal da vía libre a su maltrato, así mismo, al no condicionar el permiso al organizador bajo las reglamentaciones locales y nacionales permite que la ciudad sea escenario de actos tan bochornosos como los acontecidos en la Cabalgata.
¿La cabalgata de Buga, deja algún recurso económico para el municipio?
En el año 2018, la pobre cifra de $10.941.288, tasa fijada en el Acuerdo Municipal 043 de 2017, correspondiente a catorce (SMMLV); pobre si se tiene en cuenta que los ingresos para el organizador superan el ciento de millones, eso sí, curiosamente argumentan promover la economía local, una y otra vez, haciendo referencia a las personas que, informalmente, venden sombreros.
¿Se ha denunciado estos hechos en Buga?
Desde el año 2012 a la fecha se ha denunciado, evidenciado, informado y manifestado tanto como las irregularidades presentadas ¿Ante quiénes? Policía, Personería, secretarias de: Gobierno, Tránsito, Agricultura; Concejo Municipal, alcalde, procuraduría provincial, procuraduría delegada para asuntos ambientales y agrarios, procuraduría delegada para la defensa de los derechos de la infancia, la adolescencia y la familia. Todo se empolva en los cajones de las autoridades.
¿Qué intereses existen para que ningún mandatario “ponga en cintura” a los organizadores de las cabalgatas en Colombia?
No es un secreto que, en los municipios de Colombia, existe gremios económicos con marcada incidencia política, financian campañas y endulzan a los mandatarios locales. Los ciudadanos sacarán sus propias conclusiones.
Los caballistas que respetan, cuidan y protegen a sus caballos, que por diversos motivos gustan de las cabalgatas como parte de su cultura equina, le deben la cancelación de este tipo de eventos en ciudades avanzadas, a esos pequeños círculos encargados de organizarlas; son ellos, quienes en cada ocasión por su afán de obtener grandes ingresos, invierten poco en logística, ponen en riesgo vidas y llevan a la agonía de las cabalgatas en Colombia; contrario a lo que piensan, activistas por los derechos de los animales solo intentan defender la vida de los jinetes y la vida de los animales.
Finalmente, los animales usados en espectáculos públicos, particularmente los referenciados en este escrito, siempre serán las víctimas de gobiernos permisivos e indiferentes, de políticos miopes y poco creativos, de empresarios que se lucran de su sufrimiento, de ciudadanos inconscientes frente a la sintiencia animal, de leyes de papel, y de quienes permanecen en silencio ante su dolor. Está pues en manos de todos los ciudadanos hacer frente directo, legal y pacifico a la violencia y maltrato animal generado en las cabalgatas.