Los animales son merecedores de especial protección en Colombia. Esto, no solo porque el deber ético así nos lo exija, sino porque la legislación lo ordenó de esta manera, por medio de la Ley 84 de 1989. Es decir, hace más de tres décadas (incluso antes de nuestra Constitución Política) el legislador colombiano estableció la obligación del Estado de proteger a todos los animales que habitan en el territorio nacional.

La protección a los animales ha avanzado en diferentes temas en Colombia: la configuración de Juntas Defensoras de Animales, la consagración de contravenciones o conductas contrarias a la convivencia por maltrato animal, el reconocimiento de los animales no humanos como seres sintientes, la prohibición de los animales silvestres en actividades circenses, la prohibición de la caza y la pesca deportiva, la prohibición de experimentación en animales con fines cosméticos, la liberación de los animales usados para tracción, entre otros aspectos, permiten divisar unos intentos por superar las prácticas culturales violentas respecto a los demás animales.

Estos avances jurídicos, aunque limitados, son esperanzadores, y demuestran el reconocimiento de las diferentes relaciones que establecemos todos los animales en el mundo. El vínculo que hemos construido con los animales domesticados ha permitido comprender de cerca su sintiencia, su conciencia, y sus manifestaciones permanentes de querer vivir una vida plena, en la que todos sus intereses sean satisfechos y no se vean limitados por los intereses humanos.

En Cali, por ejemplo, las expresiones de organización social encaminadas a proteger o liberar a los animales han logrado cambios culturales y avances jurídicos históricos, como; la abolición de la cabalgata de la Feria de Cali desde el año 2014. Su insistencia, muchas veces de carácter activista, ha permitido poner en la mesa otra valoración sobre los animales y la forma en que nos relacionamos con ellos en la ciudad. Muestra de ello, ha sido el aumento en la oferta de productos y servicios veganos, la instalación de más de 50 señales de tránsito de fauna en puntos álgidos de atropellamiento de animales silvestres, además de la inclusión de un enfoque interespecie en programas de la Administración Distrital que evolucionaron en su visión para brindar atención y protección integral tanto a humanos como a demás animales.

Breves ejemplos de lo anterior fueron: la creación de un centro de atención para habitantes de calle con animales compañeros, la puesta en marcha de pilotos de vacunación para todos los integrantes de una familia interespecie, la apertura de un albergue para proteger a líderes y lideresas amenazadas junto a los animales con los que conviven y el programa de atención a migrantes con animales.

Todo esto es una muestra de algunos cambios básicos y no por ello menos significativos que hemos tenido como sociedad en la manera que nos relacionamos con los otros animales. Por supuesto, es mejor que esté prohibido el maltrato a que no hubiese ninguna regulación al respecto, y es mejor que los animales silvestres puedan estar en sus hábitats y no en los circos. Evidentemente, también anhelamos que pronto se concrete en los territorios, más allá del papel, la prohibición de los vehículos de tracción animal, así como queremos poder encontrar lo más pronto posible, en los mercados, solo productos cosméticos que no hayan generado dolor y muerte a los animales.

Sin embargo, la deuda histórica que tenemos con los demás animales es inconmensurable: muertes masivas y sufrimientos desgarradores han sido constantes en la relación que hemos establecido. Por ello, si pensamos en el desescalamiento de estas violencias y en establecer un mínimo de respeto a sus vidas y a sus derechos básicos, es necesario repensar las prácticas que hacemos día a día, como individuos, como comunidades, y como sociedad. La principal herramienta de cambio es la reflexión crítica sobre nuestras prácticas individuales y colectivas.

La pólvora sonora es un instrumento que nos enseñaron a asociar con la festividad: seguramente crecimos en los barrios viendo ‘el año viejo’, los fuegos pirotécnicos, los ‘voladores’ y las “papeletas” para Nochebuena, Año Nuevo y todas esas fechas especiales que nos hicieron pensar, no solo que es un asunto normal, sino que es la única forma de disfrutar las fiestas decembrinas (y posteriormente, que es la mejor expresión de júbilo para los triunfos futbolísticos). Estas mal llamadas ‘tradiciones’, perpetraron en una ciudad colombiana una jornada llamada “alborada” cada 30 de noviembre a media noche, que tristemente, en los últimos años, ha venido expandiéndose y tomando fuerza en otras ciudades del país, incluida Cali.

Incluso, en algunas ciudades de Colombia, su uso indiscriminado está asociado a grupos delincuenciales que públicamente quieren reafirmar su poder territorial o manifestar que han “coronado”. Estas expresiones, aunque no son el único relato de la quema masiva de pólvora, aportan a una narrativa que termina haciendo apología a las violencias organizadas de las que hemos sido víctimas como país. En últimas, la pólvora ha simbolizado un culto a la delincuencia, que representa poder hegemónico y violencia, una que, por demás, es interespecie.

Tanto por aspectos culturales como por las economías subterráneas e ilegales asociadas a la fabricación, distribución y comercialización de pólvora, su utilización permanece en los diferentes territorios de nuestro Distrito de Santiago de Cali. Aunque se han realizado algunos actos administrativos para regular el uso de la pólvora, su abordaje no logra abarcar la complejidad del fenómeno, sin una estrategia clara, que solo despliegan acciones esporádicas, desarticuladas e insuficientes.

Si bien las autoridades han afrontado parcialmente la problemática, su interés, en concordancia con la tradición especista de las instituciones públicas, se ha centrado en las afectaciones que genera en los humanos (principalmente las quemaduras o los incendios que produce) o, en menor medida, por la evasión fiscal. Salvo ciertas excepciones, los animales no han estado en la mayoría de los debates sobre la regulación o prohibición de la pólvora sonora.

Pese a que el 8 de diciembre de cada año (y el día siguiente a las noches de mayor uso de pólvora) nuestras calles se convierten en corredores de la muerte, en las que se encuentran cuerpos sin vida de animales afectados por la pólvora; pese a que vemos cómo los animales compañeros con los que convivimos en las casas se esconden, se enferman y fallecen; pese a que vemos, y otras veces no, cómo las aves vuelan despavoridas durante las explosiones; y pese a que sabemos que aun los animales que no vemos sufren por estas prácticas, no hemos tomado consciencia de la necesidad de acabar con lo que genera este padecimiento cuanto antes.

Las reproducciones culturales del uso de la pólvora no solo están en cabeza de particulares. En múltiples ocasiones, las instituciones públicas, en nuestro caso, de orden distrital, contemplan en sus agendas de celebración eventos que incluyen el uso de pólvora sonora, lo cual termina perjudicando a un sinnúmero de animales no humanos y comunidades humanas, así como a cientos de familias interespecie. De esta manera, la administración distrital actúa en contravía del mandato constitucional de protección especial a los animales, que establece obligaciones concretas exigibles a las administraciones municipales, distritales y departamentales.

Los Silencios del Ruido’, es un esfuerzo por visibilizar las historias de los animales que han sido reportados como afectados por la pólvora sonora en Cali. Este informe es la recopilación de la campaña llamada; “De Regreso a Casa”, realizada por Radio Conexión Animal desde el año 2018. Su propósito es mostrar el panorama de sufrimiento que viven los animales por esta práctica despiadada. Las cifras, aunque alarmantes, son solo una muestra ejemplificadora, esto, por dos motivos principales: de un lado, porque los instrumentos utilizados para su recolección son limitados, incapaces de cubrir a la totalidad la afectación de la población animal caleña; y de otro, porque los sufrimientos de los animales silvestres, aunque pueden presumirse, no son registrables con facilidad, lo cual es evidente en el subregistro del informe.

Asimismo, este informe ha servido como incentivo para visibilizar otras afectaciones generadas por el uso de pólvora sonora. Se ha encontrado que niños y niñas en la primera infancia, personas con diagnóstico del espectro autista, personas con discapacidades psicosociales, con condiciones médicas de sensibilidad en el sistema nervioso, personas mayores, entre otras, se pueden ver afectadas por la pólvora sonora. Por esto, es importante adelantar esfuerzos por capturar datos que puedan sistematizar y visibilizar las diferentes afectaciones, de manera que se continúe en esa búsqueda conjunta de avanzar hacia otras formas de celebrar sin producir afectaciones a seres sintientes, humanos y no humanos.

Cali se convierte, de esta manera, en ciudad pionera en consolidar un informe con estas características, siendo un referente para otras ciudades.

En el año 2020, participamos como Conexión Animal, en cabeza de nuestra directora Patricia Dosman, en la audiencia pública del Congreso de la República de Colombia, respecto al Proyecto de Ley 093, el cual buscaba prohibir la pólvora sonora en el país, donde dimos a conocer la campaña, y a grandes rasgos el informe, (Infortunadamente el proyecto de ley no pasó positivamente todos sus debates). El 28 de noviembre del año 2022, mediante una citación formal al alcalde y entidades de la administración local, realizamos una presentación e hicimos entrega del informe llamado; “Los silencios del ruido“. Durante este mismo año, logramos que con los resultados expuestos de la campaña y del informe, la Policía Metropolitana de Santiago de Cali lanzara el grupo de Policía Ambiental y Ecológica para ayudar a buscar a los animales compañeros reportados como extraviados debido a los ruidos de la temporada decembrina. Y en el año 2023, se logró que la Gobernación del Valle del Cauca, empezara a incluir a los animales a nivel departamental, como víctimas de la pólvora sonora.

Por lo anterior, este informe busca fungir como fundamento e insumo para una estrategia local y nacional que diagnostique el fenómeno de las afectaciones por la pólvora sonora y construir estrategias efectivas para afrontarlo. Finalmente, es un llamado para que las administraciones avancen hacia la adopción de formas de celebración que no lesionen a otros animales, y para que sus políticas sean más efectivas al prevenir, desincentivar, perseguir, investigar y, eventualmente, sancionar a quienes participen en la utilización de pólvora sonora que, como se evidencia en el informe, genera efectos negativos de distinta índole.

Efecto de la pólvora en los animales

Concepto médico veterinario

Catalina María Yepes Mejía. Médica veterinaria especialista

Corporación RAYA-Medellín

Los fuegos artificiales, llenos de colores, que estallan en el cielo, tan comunes en las festividades decembrinas, traen consecuencias negativas para los animales: les generan miedo, estrés, y múltiples afectaciones que, incluso, pueden ser fatales.

El miedo es una emoción que cumple distintas funciones: sirve para la expresión de comportamientos, evita situaciones peligrosas de manera instintiva en todos los animales, y está ligado a nuestra historia evolutiva. Su utilidad biológica radica en dar una plataforma de decisión al individuo, para comportarse de manera determinada en situaciones de amenaza o peligro. Sin embargo, cuando el miedo deja de ser adaptativo, y se convierte en ansiedad, fobia o desencadena situaciones de estrés, se convierte en un problema que debe ser atendido, máxime cuando es causado por circunstancias sistemáticas, como es la quema de pólvora en la ciudad. El estrés es una reacción de lucha (afrontamiento) o de huida del organismo como respuesta a una amenaza, con fines de supervivencia.

Los aumentos de la frecuencia cardíaca y de la temperatura corporal son indicadores fiables para medir el estrés. El miedo a los ruidos es muy frecuente en los perros y gatos, y representa un importante problema de bienestar, ya que afecta hasta a la mitad de la población de perros. En un estudio de 2019, en Estados Unidos, el 52% de los cuidadores de perros indicaron que sus animales tenían miedo de los fuegos artificiales y mostraban comportamientos como jadear, temblar, esconderse y huir. Esta investigación también encontró que los gatos, los caballos, los conejos y los conejillos de Indias tienen miedo a los fuegos artificiales.

Los fuegos artificiales parecen ser el desencadenante más común de los miedos al ruido en los perros, aunque la gran mayoría de los perros afectados muestran simultáneamente miedo a los disparos y las tormentas. A menudo se hacen distinciones adicionales entre “miedo” (una respuesta adaptativa a un estímulo que se considera potencialmente peligroso), “ansiedad” (anticipación de un resultado negativo, sin un estímulo provocador específico) y “fobia” (una reacción extrema y de larga duración que puede ser provocada por un estímulo de baja intensidad). 

Se ha identificado consistentemente que la raza está asociada con diferentes susceptibilidades al miedo a los fuegos artificiales, lo que apunta a factores genéticos contribuyentes. Pero el hecho de que los mestizos o criollos fueran el grupo con la mayor incidencia de miedo a estos ruidos en varias encuestas, apunta a posibles influencias ambientales (es decir, experiencias anteriores y de socialización) asociadas con el origen de los perros.

Aunque varias publicaciones describen las reacciones de comportamiento de los perros cuando se exponen a ruidos fuertes (por ejemplo temblores, parálisis, jadeo, salivación, postura corporal baja, cola metida, búsqueda de lugares para esconderse, intentos de escape, retraimiento social, eliminación involuntaria y comportamiento destructivo con o sin autolesión), hay una falta de conocimiento sobre cuánto tiempo persisten típicamente tales cambios de comportamiento como resultado de la exposición a los fuegos artificiales. Un estudio informa que la duración media de los cambios de comportamiento después de un fuego artificial fue de dos horas, pero se sabe poco sobre la distribución de las respuestas y cuántos perros pueden verse afectados más allá del marco de tiempo de unas pocas horas. Este detalle es, sin embargo, de gran importancia en relación con el bienestar de los animales. Cuando los efectos del comportamiento persisten más allá del tiempo de exposición directa, especialmente si duran varios días o incluso semanas o meses, no es una respuesta normal e indica un deterioro significativo del bienestar.

A esto le sumamos la capacidad de anticipación que tienen los animales por el condicionamiento clásico, de manera que se anticipan a los sonidos de los petardos por la música de las fiestas o los gritos de los partidos de fútbol, o cómo perciben los cambios en las presiones ambientales anticipándose a las tormentas eléctricas, esto los hacen padecer las reacciones de ansiedad, temblor, búsqueda de escondite, incluso antes de que comiencen los ruidos fuertes. Finalmente, es claro que, la mayoría de animales no se encuentran habituados a estos sonidos. Algunos de los perros o gatos pueden presentar problemas de comportamiento tan simples como temblores, inquietud, ladridos hasta cosas más graves como escaparse (lo que puede provocar accidentes como “atropellamiento” o pérdida), comportamientos destructivos o agresivos, e incluso anorexia. En algunos otros casos, pueden agravarse problemas de ansiedad previos, lo que puede generar otras respuestas fisiológicas crónicas (como problemas cardiacos, vasculares, renales o gastrointestinales). Esto, además del daño ambiental que se provoca con la quema de pirotecnia y las quemaduras que pueden sufrir tanto humanos como animales.

Aunque es un problema muy común, solo una minoría de responsables de perros y gatos parece buscar asesoramiento profesional sobre este tema y, pese a que algunos estudios investigaron las opciones de tratamientos, falta mucha investigación sobre medidas preventivas y sanciones adecuadas para esto.

Cómo afecta la pólvora a la fauna silvestre

Juliana Peña-Médica veterinaria especialista

Si bien es evidente la afectación que provoca la pólvora en los animales compañeros por nuestra cercanía con ellos, estos artefactos también generan daño a los animales que están a nuestro alrededor en ambientes urbanos y silvestres, así como a aquellos albergados en granjas u otros espacios como zoológicos. La audición de los animales es mucho más sensible que la de los seres humanos, de manera que las explosiones de la pólvora no solo los afecta más, sino que daña sus órganos auditivos. La pólvora puede emitir sonidos hasta de 190 decibeles (en humanos se considera que 115 empiezan a ser dañinos). El sonido de la pólvora es mayor al de los disparos (140 decibeles) y el de los aviones (100 decibeles).

Los ruidos causados por pólvora y disparos pueden producir la pérdida de audición y tinnitus. Los perros sufren de pérdida irreversible de audición por la exposición a los disparos. El ruido producido por la pólvora ocasiona temor. De hecho, la exposición repetida a sonidos ruidosos inesperados e impredecibles ocasiona fobias en los animales, incrementando la reacción de pánico a los sonidos ruidosos en el futuro (BSVA, 2019). Las aves abandonan sus nidos y se desorientan, quedando a la merced de predadores, de accidentes vehiculares, y las crías mueren por desatención de sus padres. El efecto de la pólvora se puede observar fácilmente en zoológicos (International zoo yeararbook, 2008), donde se ha demostrado que el ruido de la pólvora hace que animales como rinocerontes, elefantes y chitas, estén muy nerviosos, y en el caso de los roedores pueden correr por varios minutos después de los ruidos de las explosiones. El 27 de diciembre de 2021, en el zoológico de Cali, a causa de los estruendos de la pólvora, se encontró un Antílope y un chigüiro muertos un día después de las explosiones, y la necropsia fue compatible con una miopatía, generada por el estrés del ruido producido.

Partículas nocivas

La pólvora produce partículas tóxicas que generan daño al ser inhaladas, particularmente en individuos con enfermedad pulmonar, como el asma o puede generar otras. La cercanía de animales a sitios donde se usa pólvora puede producir quemaduras, daños oculares o mutilaciones (Animal Ethics).

6.127

Animales afectados por la pólvora sonora (2018-2023)

La búsqueda de un “Regreso a Casa” reveló “Los Silencios del Ruido”…

La campaña ‘De regreso a casa’ es una iniciativa de Conexión Animal, proyecto de la Fundación El Megáfono, que inició en 2018 como una estrategia en redes sociales (Facebook principalmente) para ayudar a ubicar a animales compañeros extraviados durante las celebraciones decembrinas en Santiago de Cali. Su aplicación consistía, entonces, en poner en servicio de la comunidad una fan page para publicar y visibilizar, entre el 1 de diciembre hasta inicios del mes de enero del siguiente año, información de animales perdidos y encontrados en cualquier parte de la ciudad tras la quema de pólvora.

Aunque en su primer año ‘De regreso a casa’ logró recopilar 767 reportes de animales afectados en la capital del Valle, y efectivamente lograr el retorno de muchos a sus hogares, no todos estos registros respondieron al extravío o hallazgo de animales compañeros, sino también al reporte de muertes y lesiones de animales con hogar y en condición de calle por atropellamiento o presunto estrés tras las detonaciones, lo que amplió el rango de la campaña en sus siguientes años. Es así como actualmente en Cali se han identificado reportes de animales: extraviados, encontrados vivos desorientados, encontrados atropellados (vivos o muertos), encontrados muertos (con o sin lesiones), quemados y con episodios de estrés en casa, en calle y en fundaciones, durante el mes de diciembre.

Además del tipo de afectaciones ocasionadas a animales compañeros y en condición de calle, la campaña comenzó a recepcionar también afectaciones a animales silvestres, tales como aves liminales o especies que están en el Zoológico de Cali, como ocurrió el 25 de diciembre de 2021, con la muerte de un antílope y un chigüiro por presunta miopatía tras las detonaciones durante la celebración de aquella Nochebuena.

La cantidad de casos y las características de los mismos que se recopilaron en los años siguientes, amplió el objetivo inicial de la campaña, pues las cifras siguieron siendo alarmantes en el marco de la quema de pólvora durante el mes de diciembre en Cali, pero además, comenzaron a revelar otros indicadores importantes, como picos en el número de reportes en fechas de especial celebración, como el tradicional Día de las velitas, y barrios y comunas de la ciudad con mayor número de afectaciones a animales año a año.

Analizar estos datos no solo permitió identificar que en las calles de Cali los ciudadanos queman pólvora con ocasión de la alborada, el alumbrado, la Nochebuena y el Año Nuevo, sino que muchas veces las administraciones patrocinan este tipo de actividades, en el marco de eventos deportivos, artísticos y culturales de diversa índole. Solo los triunfos del América de Cali contra Santa Fe, el 20 de diciembre de 2020; y del Deportivo Cali contra Deportes Tolima, el 22 de diciembre de 2021, dejaron juntos más de 120 reportes de animales afectados en Cali, lo que demuestra que el fenómeno sobrepasa todo tipo de festividades y que las acciones para prevenir que esto suceda siempre se quedan cortas.

Cada hallazgo marcado con rojo en el mapa año tras año dejó en el aire una duda aún mayor, de qué tan alto era el subregistro histórico y cuán distantes estamos de descifrar las verdaderas dimensiones del fenómeno de la pólvora en Cali. Es así como surgió la idea de construir el informe ‘Los silencios del ruido’, el cual sistematiza toda la información que ha recopilado ‘De regreso a casa’, con el objetivo de sustentar la necesidad de trazar una ruta de prevención y de impulsar a que las autoridades pertinentes tomen decisiones determinantes para poner un alto a la comercialización y el uso de la pólvora sonora en la ciudad.

Por lo tanto, las conclusiones hoy aquí presentadas son el resultado del trabajo de un equipo integral de activistas y profesionales que confían en que cada caso reportado por una familia, un cuidador, un ciudadano, y que la suma de los años venideros, serán de esfuerzo por reducir el impacto de la pólvora, con educación y deconstrucción de costumbres en Cali y en el país.

Para la construcción de este informe

Actualmente, ‘De regreso a casa’ se activa en Cali cada 1 de diciembre a la madrugada, en espera recibir reportes de animales afectados por la pólvora sonora durante todo ese mes, y hasta los primeros días de enero del siguiente año.

La recepción de casos funciona a través de un grupo de WhatsApp, previamente difundido en las redes de Conexión Animal, al que puede ingresar todo aquel que necesita hacer un reporte. La información mínima que se solicita para publicar una novedad es:

  • • Foto del animal.
  • • Nombre del animal (si se tiene).
  • • Breve descripción de los hechos (cuándo, cómo, dónde).
  • • Condición del animal (extraviado, encontrado, atropellado, etc.).
  • • Dirección, barrio, o indicaciones del lugar de los hechos.
  • • Número de contacto.

Desarrollo de la campaña

En la medida que se va desarrollando la campaña, cada caso publicado es ingresado y almacenado en un álbum del año correspondiente en la fan page de Conexión Animal, también se van sistematizando los datos en herramientas diseñadas por el equipo de trabajo, para posteriormente ser analizados y entregar un informe final a la comunidad y medios de comunicación.

De manera ocasional, la campaña podría registrar una doble afectación a un animal como consecuencia de la quema de pólvora, lo cual, el total de animales sistematizados en el campo donde se especifican los diferentes episodios, puede variar en comparación al reporte total de los animales afectados por las detonaciones de la pólvora. Durante los años desarrollados de la campaña se han detectado varios casos de este tipo, como; Un doble registro: un gato reportado como quemado y, a la vez, fue atropellado al salir huyendo luego de ser quemado (Caso del año 2021). Un doble registro en el año 2022: Un perro reportado por estrés en calle, y a su vez, regresó a casa.

A continuación podrás revisar la recopilación de los álbumes de animales reportados en cada año:

Cada animal reportado se reconoce y se registra así

Encontrado vivo desorientado

Animal reportado por cualquier ciudadano que lo haya encontrado en la calle en un estado de alarma, en circunstancias que ponían en peligro su integridad; como que corría o caminaba desorientado o estaba agitado y tímido buscando refugio tras la quema de pólvora.

Extraviados

Animal reportado por su cuidador o cuidadora como desaparecido tras detonaciones de la pólvora en diferentes zonas de la ciudad.

Atropellado encontrado vivo o muerto

Animal identificado por su cuidador o cualquier ciudadano al ser impactado por un vehículo, sufriendo lesiones físicas o la muerte, como consecuencia de huir por los estruendos de la quema de pólvora.

Episodios de estrés

Animal reportado por su cuidador o cualquier ciudadano que evidencia en él episodios de estrés como consecuencia de la quema de pólvora. Estos episodios se pueden presentar dentro del hogar, en la calle o en un albergue, fundación u hogar de paso. En algunos casos ha llevado a la muerte al animal.

Quemados

Animal reportado por su cuidador o cualquier ciudadano con lesiones por quemaduras de pólvora, sea vivo o muerto.

Impacto en comunas (2018-2023)

El 88,5 % de los casos (5.426) reportaron algún tipo de ubicación (barrio, sector, lugar, dirección, vía) y 11,5 % (702) no especificaron una ubicación precisa o identificable. Sin embargo, el análisis espacial de los casos reportados con ubicación reveló que la Comuna 6, en el nororiente de Cali, es la que más registra afectaciones a animales por la quema de pólvora en los últimos seis años, seguida de la Comuna 17 y la Comuna 8.

A continuación se puede evidenciar el recopilado de las comunas que más presentan casos de animales afectados por la pólvora durante los años comprendidos entre 2018 a 2023:

Impacto en zona rural y vías (2018-2023)

Se identificaron 95 reportes en áreas rurales de Cali (corregimientos y veredas), siendo Pance el corregimiento que presenta más afectaciones a animales tras la quema de pólvora (36 casos), seguido del corregimiento La Buitrera (29 casos), ambos localizados en el sur de la ciudad.

Aquellos casos reportados con el nombre de una vía (148), revelaron que todos los casos de afectación acontecieron en avenidas, calles y autopistas principales, siendo la Avenida Ciudad de Cali, es la que más reporta casos (22), seguida de la Avenida Pasoancho (16) y la Avenida Simón Bolívar (15).

Impacto en barrios (2018-2023)

En cuanto a los barrios con mayor incidencia de reportes, se encontró que Ciudad Córdoba (oriente), Floralia (nororiente), Mariano Ramos (oriente), Alfonso López (nororiente), la Nueva Floresta (oriente) y Marroquín (oriente), son los barrios más críticos por afectaciones a animales entre los diciembres de 2018 y 2023.

Para el año 2023, hubo barrios que incrementaron los casos reportados y variaron de posición en el rango de los 6 barrios con más individuos afectados, entre ellos está: Mariano Ramos (anteriormente con 50 casos en 4a posición en el rango), Marroquín (anteriormente con 46 casos de 5° en el rango), Nueva Floresta (anteriormente con 46 en la posición 6a).

 

Fechas críticas

(2018-2023)

El número de animales afectados por la pólvora en Cali se dispara en tres fechas cruciales: 8 de diciembre, 25 de diciembre y 1 enero, es decir, inmediatamente después de las celebraciones de medianoche del Día de velitas, Nochebuena y Año Nuevo.

Con relación al número de casos año a año, se hace evidente que la llegada de la pandemia en el 2020 afectó, por demás, la comercialización y uso de la pólvora, aunque en el año siguiente, cuando las medidas de aislamiento físico y social se flexibilizaron, la tendencia creciente de animales afectados que venía de 2018 y 2019, se mantuvo en el 2021.

Es de resaltar que en los primeros dos años del periodo en estudio (2018 y 2019) se había registrado, a lo sumo, un caso el día 1 de diciembre, hasta que se presentaba el primer pico de reportes el día 7 de diciembre.

No obstante, el 1 de diciembre de los años 2020, 2021 y 2022 se reportaron; 36, 35 y 44 casos respectivamente en dicha fecha, y en el año 2023 subió a 83 casos, cifra que supera a los años anteriores. Esto responde a la “alborada”, la cual se lleva a cabo a media noche en diferentes comunas y barrios de la ciudad, para dar la bienvenida al mes de diciembre, y que, sin duda, está cogiendo fuerza en la ciudad.

 

 

 

Especies víctimas de la quema de pólvora en Cali

(2018-2023)

 

En relación con las especies afectadas, se identificó que, con un 93,88% (5.752 casos), perros fueron las principales víctimas de la quema de pólvora sonora en Cali, en diciembre, de los últimos seis años. En menor proporción, se registraron gatos, con 6,01% (368 casos).

Las categorías de ‘Animales silvestres’ (1 chigüiro hembra, 1 antílope hembra y 1 búho) representa el 0,08%, y ‘Otros animales domesticados’ (1 caballo, 1 conejo, 1 paloma y 1 cacatúa ninfa), representan el 0,03 % de los casos reportados.


 


 

Tipo de afectaciones

(2018-2023)

Encontrados desorientados

El 61,81 %, más de la mitad de las afectaciones a animales reportadas en diciembre de los últimos seis años, es de animales encontrados desorientados en las calles tras las detonaciones de pólvora, lo que representa un total de 3.787 víctimas. Aunque muchos de los reportes incluyeron en la descripción si el animal portaba collar o no, no se puede calcular con certeza cuántos pertenecían a una familia interespecie o se encontraban en condición de calle. En al menos cuatro casos, los animales reportados tenían vendas antiestrés.

   

       

Extraviados

El 36,41 % de los casos pertenecen a animales reportados por sus cuidadores, animales que tienen hogar, como extraviados, es decir, que se perdieron o huyeron de sus casas durante las explosiones.

Con 2.231 víctimas, esta población daría cuenta del número de familias interespecie que en Cali se han visto afectadas por la quema de pólvora. Lo más preocupante de esta situación, es que pese a que la dinámica de los últimos dos reportes (extraviados y encontrados desorientados), en esencia, pretende lograr el retorno a sus hogares de muchos de estos animales, solo 626 de los 2.231; el 28,1 % de los animales reportados como extraviados, regresaron con sus familias. O, visto de forma global, solo el 10,22 % de animales regresaron a sus casas, en contraste con los 6.127 casos totales.

Es importante resaltar que entre los años 2018-2023, el año que más registros tiene de animales que regresaron a casa, es el año 2020. Con 374 casos de animales reportados por sus cuidadores como extraviados, retornaron a casa, 170, es decir, el 45,5%.

El año 2022 registró como el año en que menos animales se extraviaron, solo fueron reportados por sus cuidadores 237 animales, de estos 237, 59 regresaron a casa, un 24,9 %.

Algunos de los factores que facilitaron el extravío de los animales compañeros identificados en este informe son:

  • • Descuido de algún familiar al dejar la puerta de la casa abierta.
  • • Sacarlos sin collar para hacer sus necesidades.
  • • Dejaron que salieran solos de casa porque era un hábito normal, y no regresaron.
  • • No colocaron placa de identificación en su collar.
  • • No conocían sobre los efectos que la pólvora podría tener sobre los animales.

 

 

   

       

Atropellados

La tercera afectación a animales más frecuente tras la quema de pólvora en Cali es el atropellamiento, resultado de la reacción que tienen, principalmente de perros y gatos, al escuchar las detonaciones y tratar de huir.

Entre los diciembres del 2018 al 2023, un total de 68 animales (64 perros y 4 gatos) fueron atropellados; 22 fueron encontrados muertos en las vías y los otros 46 aún tenían signos vitales. Aunque algunos fueron trasladados a centros médicos veterinarios, se desconoce si sobrevivieron.

       

             

Muertos por presunto estrés

Las muertes de animales por presunto estrés ocasionado por la quema de pólvora se han presentado en 13 ocasiones, en situaciones de diferente índole:

Tres de las víctimas (un perro, una perra y un conejo) fueron reportadas por sus familias como muertas en casa tras una crisis de estrés por las detonaciones. De la misma forma, perdió la vida un perro con discapacidad, llamado Taylor, quien se encontraba en una fundación de Cali, el 3 de diciembre de 2021. El 5 de diciembre de 2022, Matías, un perro protegido en el hogar de paso; “Huellitas de Ángel“, ubicado en el barrio Aranjuez, después de la alborada, empezó a convulsionar por los estruendos de la pólvora y a los días murió. El 7 de diciembre de 2023, Susi, una perra en estado de gestación, por el estrés que le ocasionó los estruendos de la pólvora, entró en proceso de parto y tuvo que ser sometida a cesárea, infortunadamente tuvo 3 paros respiratorios y murió.

Tres perros más aparecieron sin vida en la calle sin evidentes signos de una muerte violenta.

Entretanto, un chigüiro hembra y un antílope hembra murieron en cautiverio en el Zoológico de Cali, según la necropsia inicial, por presunta miopatía, causada por estrés agudo y prolongado, seguido de aumento del metabolismo muscular, deficiencia de oxígeno a nivel muscular, subsecuentemente inhabilidad para continuar la respiración celular, producción de altas cantidades de ácido láctico, causando acidosis metabólica, daño muscular y finalmente llevando el animal a la muerte, tras las detonaciones por pólvora durante la celebración de la Nochebuena.

Una paloma también fue reportada como fallecida después de las detonaciones del 24 de diciembre de 2022.

       

             

Quemados

Las quemaduras por pólvora en animales, aunque no son frecuentemente reportadas, no están ausentes en Cali y comenzaron a aparecer en el mapa desde el año 2020, recolectando hasta diciembre de 2023, un total de tres casos:

       

             

Episodios de estrés

Aunque en menor proporción, los episodios de estrés en animales en sus hogares o encontrados desorientados, también fueron reportados. Durante el periodo de estudio 2018-2023 se han registrado 31 episodios.

Se han identificado dos factores por los que se estima la poca frecuencia de publicación de este tipo de sucesos: el primero de ellos, por el desconocimiento de las familias sobre la importancia de exponer sus casos, y el segundo, porque los episodios de estrés son de carácter repentino y requieren una atención inmediata por parte del cuidador, lo que impide que puedan tomar un registro fotográfico en el momento. Normalmente, la campaña recibe reportes de estrés en animales por escrito mediante el grupo de WhatsApp, donde las familias relatan y envían vídeos o fotos de los perros o gatos cuando están escondidos temerosos bajo las camas, dentro de los baños, cocinas o closets, o que corren por todo el hogar desesperados por huir.

Durante los seis años del desarrollo de la campaña se han destacado, además, casos de animales reportados como extraviados y encontrados desorientados con el vendaje antiansiedad puesto, un reconocido método de prevención, también llamado Tellington Ttouch, creado por Linda Tellington, que pretende reducir el estrés provocado por la pólvora en los animales.

 

 

         

       

             

             

             

             

             

             

Cubrimiento de medios de comunicación

Todos los años damos gracias a los medios de comunicación que hacen eco de este proyecto. Gracias por incluir y reconocer que los demás animales también son víctimas de la pólvora sonora y dar un empujón a este informe.

A continuación damos a conocer algunos de los registros de medios:

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